miércoles, 7 de octubre de 2009

Tu rostro a la distancia



Cuando cierro mis ojos y veo tu rostro
es como leer palabras escritas en el aire
y que, por la distancia, no alcanzo a escuchar.

Si te leo, me encuentro un poco en ti,
mas no quiero
porque tu nombre ya no es tuyo
ni mío nunca más.

El viento te arrastró lejos muy lejos,
y no sólo a tu cuerpo, sino la escencia tuya
tu magia la derramas en otro árbol
lejos de mi selva cansada y vieja.

Y yo, mezcla de agua y tierra
de hojas y alas de libélulas
engullo todo lo que por aquí se acerque
y lo hago parte de mi mezcla

Pero los nuevos nosotros que para ti se crean,
a mí me son negados
y de mis mezclas no queda ese nosotros
sino un reboltijo de irreconocibles elementos.

Y así con los ojos aún cerrados,
sumergida en la visión de tu rostro,
te recuerdo y te extraño y te envidio.
Envidio el aire que te lleva lejos,
al árbol que bebe tu sabia
y a la memoria que me excluye.

SOY AYER

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