Vuelves viajero a tu camino,
justo ahora que mi alcoba sabe tu nombre,
huele tu aroma y reconoce tu piel.
Te vas y en la maleta de lo olvidado
dejas mi nombre, mi esperanza,
mis abrazos, mi aroma
y la voz que hicimos juntos.
Como arquitecto,
diseñaste mi ilusión y
reconstruíste la esperanza en ruinas.
Hiciste de mí un hogar,
un remanso para tus horas cansadas.
Como el viento,
te metiste suave y discreto en mi vida,
sin sentir te hiciste imprescindible.
Necesario, urgente.
Ahora que te vas,
me asfixia tu ausencia
y el vacío exige respuestas.
Mi cuerpo, ahora frío sin tí
reclama el calor
y se niega a la costumbre gélida de la soledad.
Pero eres viajero,
así llegaste, sin querer
así entraste, sin preguntar
y así te vas, sin decir adiós.
SOY AYER