viernes, 6 de noviembre de 2009

Selva en penumbra


La penumbra se adueñó de la selva,
el sol se negó a visitarla, a seducirla,
a penetrarla.
La oscuridad la abrazó, la hizo suya,
noche perpetua, fría, ausente.
La selva asimiló su nueva vida,
perdió su esencia, no más verdes musgos,
ni arboles erguidos, ni pululantes libélulas.
Y del rosagante amanecer
se convirtió en pálido fantasma.
sus tronquitos carcomidos, cafés,
frágiles, de corteza polvorienta.
Sus enredaderas entre el fango
botaditas como víboras cansadas,
hasta enroscasdas, griscáceas.
Su fauna, mitad muerta, mitad adaptada
se perdieron los colores amarillos,
los naranjas, los rojos o azules.
camuflados con la niebla,
depacito sobreviven estos pobres.
Abandonados, alguno aún clamante.
Solo corre el frío, y no hay agua,
el espeso, blancuzco, pesa sobre la maleza.
Ay de ti selva, tan sola, tan triste, tan vacía!
Pero las palabras tampoco entran
y esta voz se pierde en su intento.
Cuántos días más le quedan?
nadie sabe, hasta que el frío engulla
la poca vida que queda.