viernes, 9 de octubre de 2009

Detente


Me preguntas preguntas quién soy y cuál es mi camino
desearías saberme y decifrar los ojos del búho.
Soy el fuego, soy la sabia, soy el viento y soy la ausencia.

Pequeño, no vayas por oscuros caminos
quizá el paisaje te asuste o peor, te adhiera.

El fuego calienta rico cuando tienes frío,
pero cuando el frío se ha ido, el calor quema
Y aun así puedes gozarlo, sentirlo,
jugar con la cadencia de sus llamas.

Pero el tiempo no es buen amigo del fuego,
de tanto jugar con la llamas el cuerpo duele
y se hace urgente la necesidad de huir de él.

Soy la sabia que alimenta a los vástagos de mi propia jungla,
esta parte de mi, la sabia, no alcanza a nada más.
los vástagos la absorven y no comparten,
ni siquiera el poco que queda después de su satisfacción.

Y aún así su aroma provoca,
su consistencia chiclosa, amarillenta seduce.
pero la seducción sin acción se enfría y aburre.

El viento se pasea por todo sitio,
sin pudor toca, se cuela y refresca
hasta el nombre prohibido de lo intocable
pero el viento no sabe estar quieto,
necesita movimiento y se alimenta de lo que arrastra...
eso... arrastra y no puede detenerse ante nada,
y se lleva entre su turbulente genio hasta lo que más ama,

Soy la ausencia porque no estoy
pero mi ausencia es compañía porque permanece
y duele, porque cuando pronuncias mi nombre
no sabes si escucho o tu plegaria llegó a la nada
o, si la falta de respuesta es por soberbia o por lo que soy...
ausencia.

Por eso, pequeño amado, niño mío,
deten tus pasos, retoma el camino andado
y no busques por el estrecho oscuro

SOY AYER

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