lunes, 28 de septiembre de 2009

Luna opaca.



Luna opaca, fuego casi extinto

alma silente, perdida, solitaria, vacía

Eres el fantasma del rojo fuego pasado,

hoy convertido en abundantes cenizas,

polvo grisáceo con algún destello naranja,

alguna chispa que recuerda

en lamentable timidez, lo que alguna vez fuiste.

Tus noches del ayer eran goce, pasión,

locura, insensatos pensamientos,

conversaciones de lo prohibido,

incontables tazas de café, botellas de tequila,

encuentros y desencuentros,

abrazos, besos, tocamientos impuros,

gemidos, gritos, exacerbación de emociones

fusión entre lo real y lo mágico.

Pero hoy todo es constante memoria,

tus noches del hoy son solo llantos y recuerdos,

lagrimas y gemidos

a veces ahogados, a veces en grito abierto.

Y desearías que la realidad que te ahoga

fuera solo parte de la fantasía

de alguna antigua orgía.

Ruiseñor de todas las voces;

tus días iniciaban cantando,

y continuaban en constante trino

para en las noches cantar por el sueño y por la paz.

Cantando enamoraste a tus amantes y a ti mismo

y cantando los lloraste en su adiós.

Tu pico encontró el silencio

y te convertiste en presa voluntaria de él.

A veces, en un afónico grito de tu alma,

se escucha alguna triste canción.

Pero tu voz no brilla, no encanta.

Escucharte hoy es ir de ti al suicidio,

a la desesperanza perpetua.

Y tus ojos, que brillaban por el amor y la justicia

hoy son solo dos masas amarillas,

hinchadas por el sufrimiento y el llanto.

Luna de mis noches, fuego de mi pasión,

¿Qué te haz hecho?

¿Dónde abandonaste esa luz que era mía?

¿Ese fuego que me calentó tantas noches

y la esperanza que llenaba mis tristes días?

¿Dónde quedó el jolgorio y la fiesta?

¿Dónde el desafío a la vida y las convenciones?

¿Dónde, que no te rebelas contra esta tormenta?

El ayer ya no es tu hoy,

tu hoy no desearía que fuera tu hoy,

Vuelve del limbo en el que te hayas!

mi luna, mi fuego,

no te encuentro ni reconozco.

Clamo por tu inestable y loca alma

Luna eclipsada, fuego en su ocaso,

siento pena de mí sin ti y de ti sin ti mismo.

Invoquemos a Eros o Afrodita,

y en un ritual convoquemos a tu alma,

Que todos los dioses y vagabundos espíritus.

te traigan a mi mundo otra vez.

Que ardas de nuevo y yo me alimente de tu calor,

Que tus ojos brillen e iluminen mi camino,

Que tu silencio se rompa en cantos de amor,

De placer, de encuentros, de mí, de ti…

Luna opaca, fuego casi extinto,

¿Cómo salvarte de ti?

¿Cómo encontrarte?

¿Cómo retenerte?


SOY AYER